Ani Finat, la exitosa influencer que un día decidió poner “sus redes” a disposición de Dios
Disfrutó de una infancia feliz, en un entorno muy familiar y rodeada de naturaleza. Ani Finat adora el campo y los animales. San Francisco de Asís es su favorito entre los santos que iba conociendo, gracias a su madre, y las estampas que coleccionaba junto a su melliza, Casilda. Sus raíces católicas, la ilusión de las misas en familia y también su carácter tranquilo, se fueron diluyendo a medida que las hermanas iban creciendo y conociendo otras cosas de la vida. Ani se convirtió en la rebelde y ahora era su hermana quien casi ejercía de madre, responsable y preocupada.
Las vidas de los santos pasaron a la historia, los sacerdotes eran unos extraterrestres, la misa un rollo y pensar en la eternidad “me daba vértigo”, asegura. Su alejamiento de la fe era un hecho.
Cuando conoció al que hoy es su marido, todo apuntaba a que sentaría un poco la cabeza. Con 20 años quedó embarazada y, desoyendo algunas voces en contra, decidieron casarse y seguir adelante. Para ellos, el aborto no era una “opción”. Esa niña querida y deseada por los dos, sería la primera de los cuatro hijos del matrimonio. Un matrimonio que les puso a prueba desde el principio. Que llevó a Ani a episodios de depresión y soledad, en un caminar descompasado con su marido y que, con el tiempo, parecía abocado a un definitivo fracaso… si no hubiera sido por la petición que la joven influencer le lanzó a Dios en un ‘Seminario de Vida en el Espíritu’, al que Ani acabaría asistiendo muy a regañadientes.
Pero allí recibió un inesperado “bofetón de amor” y re-conoció la presencia y la Misericordia de Dios, y el amparo de la Virgen en su vida.
Quizás más de uno piense que así, de un día para otro, todo sucedió y se abrió un camino fácil y despejado. Pero no. Y eso -subraya Ani-, tampoco significa que las dificultades le hayan impedido aceptar un cambio de rumbo apasionante. Porque las cosas malas “me ayudan a reconocer mi pequeñez ante Dios”. Y eso forma parte del viaje.
“De pesca” por las redes sociales, con la mejor tripulación
Con su arrebatadora alegría, su particular hablar y su naturalidad, Ani se había llegado a convertir en una “instagrammer” de éxito, arrastrada a esas redes también por la determinación de su melliza, Casilda. Sin ella, Ani no entiende del todo la vida. Su hermana, su esposo y su entorno familiar y de amistades, forman una buena orquesta a los compases de Dios.
Así Él, poco a poco, iría dibujando un nuevo itinerario en la vida de Ani. Un itinerario de sanación, de perdón, de descubrimiento del Amor de Dios y de lo que puede ocurrir cuando Él se convierte en el centro de tu vida. Y así sí. Todo cambió, para siempre.
En sus perfiles sociales, Ani cambió los suculentos ingresos por publicitar marcas por los rosarios por la paz en Ucrania y las charlas con sacerdotes que se lanzaron a acompañarla en su nueva aventura. Ahora “sus redes” son para Dios. Y los pescadores de hombres elegidos por Dios, ocupan un lugar especial en sus posts, directos y stories en Instagram, sus insta-catequesis en YouTube. Y es que ahora, Ani Finat es una “influencer para Dios”.
Si quieres saber con detalle cómo era y cómo es Ani Finat, no te pierdas su precioso y generoso testimonio.
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