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«Cada 9 segundos muere una persona de hambre en el mundo. Debería avergonzarnos». Cecilia Pilar, presidenta de Manos Unidas

«Cada 9 segundos muere una persona de hambre en el mundo. Debería avergonzarnos». Cecilia Pilar, presidenta de Manos Unidas

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«Frenar la desigualdad está en tus manos» es el lema de la 64ª campaña anual de Manos Unidas. En los próximos doce meses, la ONG de la Iglesia católica va a centrar su trabajo en denunciar cómo la desigualdad se ha convertido en la mayor amenaza a nivel mundial y provoca que millones de seres humanos vivan en la pobreza. Según la presidenta de la organización, Cecilia Pilar Gracia, la «enorme brecha de desigualdad que separa a los más ricos de los más pobres, desgraciadamente, no deja de crecer.  La riqueza no entiende de pandemias ni de crisis (según Forbes la riqueza creció un 9,8 % en 2021 y el 1 % de las fortunas globales contaban con más del 45 % de la riqueza total) y siempre encuentra la manera de crecer, aunque, tristemente, ese incremento no se refleja por igual en todos los seres humanos».  Por ello, 1.300 millones de personas sufren pobreza multidimensional, casi 700 millones viven en pobreza extrema y 828 millones pasan hambre en un mundo en el que se tira la comida a espuertas.

Un dato que «debería avergonzarnos y mover nuestras conciencias hasta preguntarnos: ¿Cómo podemos permitir que cada 9 segundos muera una persona de hambre? El hambre de esos millones de personas siempre parece ser cosa de otros. De otros que no parecen ser personas, sino números, datos y estadísticas», ha denunciado la presidenta de Manos Unidas. 

«Hace 64 años que Manos Unidas hizo de la lucha contra el hambre su principal objetivo. Y nunca nos vamos a dejar vencer por el pesimismo ni creer que la victoria frente a la desigualdad es un reto imposible. Nosotros, nos enfrentamos a esas inequidades que matan y empobrecen con trabajo y con hechos, porque, como nos pide el Papa: «frente a los pobres no se hace retórica, sino que se ponen manos a la obra», subrayó Cecilia Pilar.

«Por eso aceptamos el desafío de soñar y pensar en otra humanidad que nos propone Francisco». Con más de 70.000 socios y más de 6.000 voluntarios, Manos Unidas ha aprobado casi 500 proyectos de desarrollo en 55 países. Y en 2023 vamos a seguir necesitando más manos. Manos que nos acompañen en nuestra tarea de llevar la educación y la sanidad a los lugares más remotos del mundo. Manos decididas a apoyar la creación de empleos dignos que permitan romper el círculo de la pobreza. Manos que asistan a las poblaciones más vulnerables en su lucha por la tierra y por el derecho a la alimentación. Manos que cuiden y protejan el medioambiente«, ha pedido la presidenta de la ONG.

«La Amazonía sigue siendo saqueada y deforestada sin control»

El misionero comboniano Dário Bossi, italiano pero naturalizado brasileño, ha apoyado con su testimonio la presentación de la nueva campaña de Manos Unidas. El padre Dário explicó que se dedica «fundamentalmente a apoyar la causa de las comunidades y territorios martirizados por el extractivismo predatorio y la minería«. Para esta lucha se han desarrollado lo que el misionero denomina «redes de resistencia», como «Justiça nos Trilhos» en la Amazonía brasileña, y la Red ecuménica «Iglesias y Minería» en varios países de Latinoamérica.

En la Amazonía brasileña -denuncia Bossi- «todavía es tiempo de relaciones coloniales. Existe la explotación económica, pero también hay opciones políticas y modelos religiosos que no se liberan de esta visión de dependencia y saqueo de riquezas materiales y culturales».

Sobre las empresas madereras de la región Piquiá, Maranhão, en la Amazonía oriental de Brasil, los gobiernos han invertido en este modelo de saqueo para arrancar todo lo que pueden de las entrañas de nuestra tierra. Esos «proyectos monstruo», como los denominan allí, han debilitado otras iniciativas de vida y equilibrio en los territorios, como la producción familiar, la agroecología o el comercio local.

Bossi dijo que se deberían «boicotear los productos que tengan la sangre y las cenizas de la Amazonía».

«No nos olvidamos de los crímenes ambientales de la multinacional Vale S.A., responsable de los desastres de Mariana y Brumadinho, que mataron a centenares de personas y contaminaron dos cuencas hidrográficas enteras», recordó el padre Bossi, quien también denunció que los líderes de las comunidades que se enfrentan a estas empresas acaban siendo calumniados, criminalizados y hasta amenazados de muerte.

«En la medida en que tomamos conciencia de nuestra responsabilidad frente a la desigualdad y, sobre todo, de nuestro poder para cambiar la realidad, estaremos abriendo los ojos al mundo y colaborando para reducir el injusto impacto de la desigualdad en las vidas de millones de personas», ha dicho religioso italiano. Por eso, un eje importante de su misión es anunciar el Evangelio como un mensaje de esperanza.

«El que come rápido no están pensando en los demásDetrás de los números fríos, siempre hay nombres, caras e historias»

Virginia Alfaro, misionera laica de Misevi, asociación misionera, seglar y vicenciana, trabaja actualmente en Angola, un país en el que un 22 % de los niños y niñas en edad escolar están fuera del sistema educativo primario. Existe también una grave brecha de género en el ámbito educativo, especialmente en la llegada a la educación secundaria, donde se registra un gran abandono escolar femenino sobre todo por embarazos en la adolescencia. La responsabilidad de la maternidad recae exclusivamente en las mujeres.

Virginia Alfaro ha explicado también  que «la malaria es la causa principal de muertes en Angola. La mortalidad afecta sobre todo a menores de cinco años y a mujeres embarazadas. La malaria puede llegar a ser cerebral y deja huellas imborrables, sobre todo en la infancia, en el desarrollo evolutivo de los menores; limita la vida productiva de los adultos y compromete la economía familiar». Con frecuencia -según apuntó la misionera- las familias deben renunciar a comer para poder comprar la medicación. «Eso en el mejor de los casos, cuando la malaria no acaba en muerte», afirmó Virginia Alfaro.

Misevi y Manos Unidas trabajan juntas «para promover cambios, no sólo en personas, cambios en las dinámicas familiares, en los barrios, en el sistema social. Promover acciones que provoquen movimientos sin opción al retroceso, puntos de inflexión en las vidas de las personas y en sus ambientes», explicó la misionera.

Virginia Alfaro recordó un refrán en la lengua angoleña Umbundu que dice: «El que come rápido, no está pensando en los demás», lo que significa que el que come rápido «practica la desigualdad, no está pensando en el hambre de los demás». «Una vez más frenar la desigualdad está en nuestras manos», reiteró la misionera.

Más información y aportaciones: Manos Unidas

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