Descubrir el rostro de Cristo y la belleza de la Iglesia es algo que se queda en el corazón y te arde | José Mª Calderón
El 13 de mayo es el aniversario de su ordenación sacerdotal. Este 2024 se cumplen 35 años. «Nunca he ido donde he deseado y nunca he dicho que no a nada de lo que me han pedido», afirma José María Calderón Castro, sacerdote diocesano y director nacional de Obras Misionales Pontificias (OMP) España desde 2019.
Ya desde antes era capellán de las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa; había sido vicario parroquial, capellán del Niño del Remedio, párroco rural y alguna tarea más.
Probablemente algo díscolo en su infancia, sintió de muy niño la llamada de entrega a Dios y su Iglesia. Quería ser como aquellos hermanos de La Salle que veía en los vídeos del colegio: misioneros en tierras remotas predicando y siendo testimonio del Evangelio con sus vidas.
Entre lo que aquel pequeño José María había imaginado y lo que Dios tenía preparado para él hay un trecho, pero un claro propósito en común: la misión de evangelizar aunque en escenarios diferentes.
Con la experiencia y la perspectiva que dan los años de entrega, José María Calderón tiene claro que «el encuentro con Cristo viene de muchas formas, pero una de las más claras es en el cara a cara con la necesidad y con el testimonio misionero».
Por eso sigue firme en su empeño de que todos, y en particular los jóvenes, puedan descubrir el rostro de Cristo y la belleza de la Iglesia, «que es cosa de todos los bautizados». Cuando lo conoces – dice Calderón – es algo que se lleva en el corazón y te arde».
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