Julius Cardoza: «En Medjugorje sentí el amor, el perdón y la compasión de Jesús»

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La historia de Julius Cardoza tiene mucho que ver con cómo la Virgen le fue guiando hasta un viaje que tuvo como primera parada el santuario de Medjugorje. Este británico de nacimiento y de origen hindú por sus padres son católicos gracias a la figura de San Francisco Javier. Nació y se educó en Londres, con una educación inglesa y en casa con la cultura propiamente familiar, la cultura de la India. Tras una experiencia de estudios donde pudo experimentar la multiculturalidad de las personas con la que estaba, cuando terminó sus estudios quería continuar con ese viaje de conocer más lugares y culturas. «Conseguí un puesto en un banco para comenzar una carrera a nivel internacional, era exactamente lo que yo buscaba.

Estuve 23 años trabajando con ellos viviendo en ocho países por el mundo», explica Julius. Terminó la carrera en 2016 porque en ese momento conoció a su mujer estando trabajando en España. Fue en 2014 cuando a su mujer, la diagnostican cáncer de mama. «Estábamos viviendo en Suiza en ese momento y decidimos que lo mejor para ella y para la familia era que pudiera volver a España para que estuviera rodeada de su familia y recuperar su salud tanto mental como física», comenta. Por otro lado, Julius en los últimos años de su carrera se había formado en couch para conectarse con otra cosa que no fuera su trabajo. «Estaba trabajando tanto que ya estaba desatendiendo el resto de cosas, como la familia, el deporte», comenta.

Empezó un camino de auto descubrimiento y en estos momentos recuerda los momentos familiares que había vivido con sus padres católicos, y un momento concreto que fue cuando fue a Lourdes creía haber visto allí a Jesús, es algo que lo recuerda con mucha claridad. «Esto siempre se me quedó grabado en la cabeza que Jesús estaba allí y estaba vivo», recuerda. En esos años todavía de estudios universitario, el recuerdo que tiene es que sí era una persona que por tradición familiar tenía esa fe construida pero en realidad no había entendido el misterio de la creación. «En esta época dejé de ir a misa, cada vez más me alejaba de la práctica».

Cuando trabajaba en Madrid en 1994 en el banco una de las personas de su equipo de la que se hizo amigo, Macarena, ya empezaba a escuchar en ese círculo hablar de Medjugorje, un lugar que no le era del todo ajeno porque ya sus padres estuvieron allí y fueron bendecidos por el Padre Jozo. «Yo tenía muy presente que algo especial pasaba allí y me interesaba mucho porque había muchos paralelismos entre los mensajes de Medjugorje, los videntes y los de Garabandal. Tengo que investigarlo», recuerda. Pero Dios, en ese momento no estaba en su vida.

Todo cambió en el año 2016 cuando volvió a encontrar con esta amiga y le dijo que tenía que ir a Medjugorje. Le invitó al verano del siguiente año pero él siempre tenía excusas para no ir. Finalmente Julius se embarcó en este viaje a esta lugar mariano para él desconocido. «En Medjugorje sentí verdaderamente a Jesús y fue cuando empecé a reflexionar sobre mi vida entera. Sentí el amor, el perdón y la compasión de Jesús», recuerda emocionado.