Lo que no te han contado de los científicos católicos españoles

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Alfonso V. Carrascosa es un científico del CSIC que además ser ser Doctor en Ciencias Biológicas ha escrito un libro llamado ‘Iglesia Católica y Ciencia donde aprovecha que en el 2019 se ha cumplido 80 años del nacimiento del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para presentar este libro en el que a través de hechos concretos y documentados demuestran la compatibilidad de la ciencia con la fe católica en la España del siglo XX. Esta investigación la realiza haciendo un recorrido a través de instituciones o personas del ámbito académico, de científicos que han llevado a cabo su actividad sin renunciar a sus creencias.

«El objetivo del libro no es otro que ofrecer hechos concretos con los que los jóvenes y los no tan jóvenes podamos hacer frente a la ‘leyenda progre’ una versión actualizada y adecuada a la España contemporánea de la clásica ‘leyendas negras de la Iglesia’, del magnífico Vittorio Messori, en la cual de algún modo el presente libro está inspirado», explica. En el libro tampoco Alfonso ha querido olvidarse de Obispos y Padres conciliares, de su aportación.

¿Por qué un saludo especial para vosotros? Porque todos nosotros aquí, Obispos, Padres conciliares, nosotros estamos a la escucha de la verdad. Nuestros esfuerzos durante estos cuatro años, ¿qué han sido sino una búsqueda más atenta y una profundización del mensaje de verdad confiado a la Iglesia y un esfuerzo de docilidad más perfecto al espíritu de verdad? No podíamos, por tanto, dejar de encontraros. Vuestro camino es el nuestro. Vuestros senderos no son nunca extraños a los nuestros. Nosotros somos amigos de nuestra vocación de investigadores, los aliados de vuestras fatigas… También para vosotros tenemos un mensaje, y es éste: continuad, continuad buscando sin desesperar jamás la verdad. Recordad la palabra de uno de vuestros grandes amigo, San Agustín: «Buscamos con el afán de encontrar y encontramos con el deseo de buscar aún más».

Felices los que poseyendo la verdad la buscan aún, con el fin de renovarla, profundizar en ella y ofrecerla a los demás. Felices los que no habiéndola encontrado caminan hacia ella con un corazón sincero; ellos buscan la luz de la mañana con la luz de hoy, hasta la plenitud de la luz. Pero no olvidéis: si pensar es una gran cosa, pensar, ante todo, es un deber; desdichado aquel que cierra voluntariamente los ojos a la luz. Pensar también es una responsabilidad: ¡Ay de aquellos que obscurecen el espíritu por miles de artificios que lo deprimen, lo enorgullecen, lo engañan, lo deforman! ¿Cuál es el principio básico para los hombres de ciencia sino esforzarse en pensar rectamente?