Virgen de la Visitación
Virgen radiante
Desde que el Señor bajó a Ti, te impulsó a llevarle a los otros; apenas fuiste su Madre, y ya eras su apóstol.
Emprendiste, acompañándolo, su primer viaje apostólico.çFuiste con prisa a Isabel para hacerla participar la presencia divina que llevaba tu ser.
No te sorprendas, pues, si después de haberte pedido que llenes nuestra alma de la presencia de Jesús, te suplicamos que nos ayudes a comunicarla a los demás.
Condúcenos con el fervor del Espíritu Santo, que te animaba, al encuentro de los hombres, y haz que en este encuentro nuestra alma de pecadores desaparezca ante el Señor que poseemos. Que se establezca el contacto con Cristo, que vive en nosotros, produciendo un maravilloso efecto de iluminación y de santificación.
Inspirándonos, oh Virgen ardiente, el entusiasmo de tu celo. Dígnate asegurar a nuestras correrías apostólicas una eficacia superior, merced a la acción inmediata de Jesús.
Haz que, como Tú, seamos nosotros enteramente maleables por esta acción, gracias a una pertenencia total del Señor.
Que a través nuestro pueda Cristo llegar a otras almas y transformarlas.
¡Virgen portadora de la luz de tu Hijo, haznos portadores de esta misma luz!
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