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El Papa Francisco destaca «el testimonio inquebrantable de fe en Jesucristo» de la fallecida Reina Isabel II

El Papa Francisco destaca «el testimonio inquebrantable de fe en Jesucristo» de la fallecida Reina Isabel II

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La Reina Isabel II  falleció «en paz» a los 96 años, en la tarde del jueves 8 de septiembre de 2022 (festividad de la Natividad de la Virgen), en su residencia de Balmoral y rodeada por toda su familia, según el comunicado oficial del palacio de Buckingham. Tras conocerse la triste noticia, el Papa Francisco trasladó su pésame al nuevo rey del Reino Unido, Carlos III, al pueblo británico y a toda la Commonwealth. Según informó Vatican News, en su telegrama de pésame el Pontífice se sumaba a las oraciones por el eterno descanso de la difunta reina, «y para rendir homenaje a su vida de servicio incansable al bien de la Nación y de la Commonwealth, a su ejemplo de devoción al deber, a su testimonio inquebrantable de fe en Jesucristo y a su firme esperanza en sus promesas”.

“Me uno de buen grado a todos los que lloran su pérdida» -escribió el Papa Francisco-, quien eleva sus oraciones para encomendar la noble alma de la difunta Reina Isabel a la bondad misericordiosa de nuestro Padre Celestial. Al mismo tiempo, el Santo Padre asegura al rey Carlos «mis oraciones para que Dios Todopoderoso le sostenga con su gracia infalible al asumir ahora sus altas responsabilidades. Sobre usted y todos los que aprecian la memoria de su difunta madre, invoco una abundancia de bendiciones divinas como prenda de consuelo y fortaleza en el Señor”.

«La fe cristiana marcó cada día de su vida y actividad»

Por su parte, el Cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales, rindió homenaje a la Reina con este sentido mensaje:

“El 21 de abril de 1947, en su vigésimo primer cumpleaños, la Princesa Isabel dijo: ‘Declaro ante todos ustedes que toda mi vida, ya sea larga o corta, la dedicaré a su servicio.’ Ahora, setenta y cinco años después, estamos desconsolados por nuestra pérdida por su muerte, y tan llenos de admiración por la forma infalible en la que cumplió ese deseo. Incluso en mi dolor, compartido con tantos en todo el mundo, estoy lleno de un inmenso sentimiento de gratitud por el regalo al mundo que ha sido la vida de la reina Isabel II. En este momento, rezamos por el descanso del alma de Su Majestad. Lo hacemos con confianza, porque la fe cristiana marcó cada día de su vida y actividad.

El Cardenal recuerda luego unas palabras de la reina Isabel en su mensaje de Navidad del Milenio:

Para muchos de nosotros, nuestras creencias son de fundamental importancia. Para mí, las enseñanzas de Cristo y mi propia responsabilidad personal ante Dios proporcionan un marco en el que trato de llevar mi vida. Yo, como muchos de ustedes, he obtenido un gran consuelo en tiempos difíciles de las palabras y el ejemplo de Cristo’.

Esta fe, proclamada con tanta frecuencia y elocuencia en sus mensajes públicos -continúa el Cardenal Nichols-, ha sido una inspiración para mí, y estoy seguro de que para muchos. La sabiduría, la estabilidad y el servicio que encarnó constantemente, a menudo en circunstancias de extrema dificultad, son un legado brillante y un testimonio de su fe. Nuestra oración es que ahora sea recibida en la presencia misericordiosa de Dios, para reunirse allí con su amado Príncipe Felipe. Esta es la promesa de nuestra fe y nuestro profundo consuelo.

La reina Isabel II seguirá siendo, siempre, una luz brillante en nuestra historia. Que ahora descanse en paz.

Oramos por Su Majestad el Rey, mientras asume su nuevo cargo incluso mientras llora a su madre. Dios salve al rey», concluye el mensaje del  Cardenal Nichols.

«Una fiel discípula cristiana»

El primado de la Iglesia Anglicana de Inglaterra, el arzobispo de Canterbury Justin Welby, también dirigió un escrito a los líderes de la Comunión Anglicana y Moderadores de las Iglesias unidas tras la muerte de la Reina Isabel II.

En su carta, el arzobispo Justin elogió a la difunta reina como “una fiel discípula cristiana” y dijo: “Su difunta majestad vivió su fe todos los días de su vida. Su confianza en Dios y su profundo amor por Él fueron fundamentales en la forma en que llevó su vida, hora a hora, día a día.

“En la vida de Su difunta Majestad vimos lo que significa recibir el regalo de la vida que Dios nos ha dado y, mediante un servicio paciente, humilde y desinteresado, compartirlo como un regalo para los demás.

“Su difunta Majestad encontró gran alegría y satisfacción en el servicio de su pueblo y su Dios. Por darnos toda su vida y permitir que su vida de servicio sea un instrumento de la paz de Dios entre nosotros, tenemos una deuda de gratitud sin medida con su difunta Majestad».

Los restos mortales de la Reina Isabel II descansarán junto a los de su padre, el rey Jorge VI dentro de la Capilla de San Jorge.

Madre Teresa y cinco Pontífices

A lo largo de sus 70 años de reinado, Isabel II tuvo encuentros con cientos de grandes personalidades de la historia, entre ellos los Papas Pio XII, san Juan XXIII, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Papa Francisco. El 31 de octubre de 1983 se encontraba con la Santa Madre Teresa de Calcuta. En alguna ocasión la Reina Isabel II manifestó su aprecio a la religiosa misericordiosa de los pobres a quien mencionó una vez recordando unas palabras de la santa: No todos podemos hacer grandes cosas, pero podemos hacer pequeñas cosas con mucho amor“.

 

Imágenes: @royalti.crown_ | royal.uk | Vatican News

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