«Es un misterio cómo Dios se hace presente en personas que no esperas»- Álvar Sánchez SJ
Debe a sus padres el regalo más grande que nunca ha recibido, «educarnos a mi y a mi hermana en la fe, enseñarnos a rezar, a sentirnos protegidos, amados y acompañados por Dios; haber puesto en el centro de nuestra vida la fe y el compromiso por la justicia«. Es lo que vivió en su familia, donde «se fraguan decisiones vitales». Álvar Sánchez, nació en Lleida (España) en 1974 y entró en la Compañía de Jesús en 1997. Nos atiende amablemente a su breve paso por Madrid para apoyar la nueva campaña de Manos Unidas. Estudió Magisterio, Psicología y Teología lo que, sumado a su experiencia en terreno, hace que la conversación sea una continua enseñanza mezclada con muchas emociones.
Álvar nos muestra en esta entrevista un testimonio de su profunda vocación para atender a los más vulnerables y desarraigados. La imagen de «aquellos niños de ojos grandísimos y rodeados de moscas que nos mostraban una terrible hambruna en Etiopía» fue también parte de la llamada a la que acabaría respondiendo. Para él era evidente la necesidad de atender a esa miseria mirando hacia el continente africano.
Este es el testimonio sólido, emocionante, y a ratos emocionado, de un hombre que lleva años sirviendo a Dios en rincones estratégicos de África. Allí donde los países llamados ricos acuden diligentes a la explotación de materias primas y donde las personas no interesan.
«El mundo vive en una tremenda contradicción que nos condena a todos«, dice el misionero.
Álvar Sánchez acumula una larga experiencia en el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) en puntos como el Congo, Ruanda o Sudán del Sur, donde la intensa actividad económica de los «países desarrollados» deja, paradójicamente, poblaciones locales desabastecidas y cientos de jóvenes sin futuro; donde los continuos conflictos generan una hambruna sin fin y las estrategias políticas provocan miles de desplazados internos. Ahora en la localidad marroquí de Nador, confluencia de corrientes migratorias, Sánchez compagina su actividad de asistencia humanitaria en la Delegación Diocesana de Migraciones (DDM), con la actividad docente en el Centro Baraka (que significa ‘bendición’) de formación profesional e inserción laboral y sus funciones como párroco de la iglesia Santiago el Mayor.
Álvar reclama un cambio en el discurso de la movilidad humanitaria, para que sea «más fraternal más inclusiva y más libre, con el fin de construir y provocar un cambio real en el mundo.
El jesuita nos cuenta también detalles de cómo es la vida religiosa en Nador, en su pequeña comunidad, en ese punto del planeta donde ser cristiano no es precisamente fácil en la práctica, pero hay mil oportunidades para sentirse llenos de la presencia y la consolación de Dios, que llega de forma misteriosa «en personas que no esperas», asegura.
Te invitamos a descubrir, en las palabras y en la mirada de Álvar Sánchez en este video, lo que es una vocación al servicio de la dignidad del ser humano.
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