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P.Mikel Ormazabal: «Descubrí que mi principal alimento era hacer la voluntad de Dios»

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Al joven guipuzcoano Mikel Ormazabal siempre le transmitieron la fe desde casa y era una fe que además siempre ha practicado. Nunca había dejado a Dios de lado. Pero sus padres cuando él era joven decidieron que fuera a un internado anglicano. En este lugar no tenía la valiosa oportunidad de ir a misa diaria y tampoco algunos domingos. «Para mí era un inconveniente, una dificultad… pero se me ocurrió que cada noche rezaría un rato con una Biblia que me había llevado en la maleta. Ya que no podía alimentarme de la Eucaristía, al menos podría alimentarme de la palabra de Dios», recuerda. Como también recuerda su infancia en un colegio de marianistas. Un marianista solía ir de clase en clase explicando un poco el Evangelio que se había leído el domingo en misa.

De esta forma se adentraron en el amor hacía Jesús y la Virgen María. «Este marianista nos hablaba de la necesidad que tenía el mundo de misioneros cristianos para dar de beber a los niños pobres de África», explica Mikel. Este tema despertaba en él mucho interés. «En el colegio tengo el recuerdo de dejar de beber agua para saber qué era tener sed.», recuerda. Esto, unido a que en casa de Mikel desde muy pequeño se les inculcó la idea de que el cristiano estaba llamado a cumplir la voluntad de Dios, tuvo esa necesidad de encontrar esa voluntad de Dios en él. «Yo buscaba la voluntad de Dios y entendía que había en mi un deseo muy profundo de entrega al Señor a través de la misión. Entendía que el Señor me llamaba a ser misionero en África», explica. El hecho de pensar que había niños muriendo de hambre o de sed para Mikel ya era un motivo de peso para ir. Sin ser realmente consciente de lo que pasaba por su cabeza, si que tenía unos deseos reales de cumplir ese cometido.

Sus pasos de discernimiento siguieron su curso siempre con la premisa de que tendría que hacer lo que Señor quisiera de él. Mikel siguió con su vida cristiana que era una vida cada vez de más amor hacia el Señor. Tanto es así que el 28 de junio del año pasado tuvo lugar en la catedral del Buen Pastor de San Sebastián (España) la ordenación de Mikel como sacerdote. Y es que Mikel tiene claro que «esa felicidad que todos buscamos es imposible encontrarla sin Dios. Porque Dios nos ha creado con un corazón infinito, como el suyo, y un corazón infinito no lo puedes saciar con nada que no sea infinito».

 

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