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Teresita, la niña que ha fallecido como verdadera misionera, y quiso «llevar a los demás con Jesús»

Teresita, la niña que ha fallecido como verdadera misionera, y quiso «llevar a los demás con Jesús»

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Ayer domingo al mediodía ha fallecido con 10 años en el hospital de Laz Paz de Madrid Teresita, la sobrina de mi cuñada Marta.

Desde los 4 años tenía un tumor muy extendido en la cabeza, siendo sometida varias veces a dolorosas intervenciones quirúrgicas, y muy especialmenteen estos tres últimos meses, en los que ha sufrido un verdadero martirio.

Ha ofrecido sus enormes dolores y todas las operaciones a las que ha sido sometida, como verdadera misionera, para consolar al Corazón de Jesús y «para llevar a los demás con Jesús -como ella misma dijo en un mensaje de voz casi con su bocecita apagada-, y para que los niños que no conocen a Jesús le conozcan y lleguen un día al cielo para estar con él y ser felices para siempre, siempre».

Encomendemos a sus padres y a su familia y encomendémomos también a ella, que ha muerto profundamente unida al Señor.

Todos los que la hemos conocido estamos convencidos de que está ya en el cielo y de que es una pequeña santa misionera de 10 años, una nueva Santa Teresita que como la santa del Carmelo de Lisieux, patrona de las misiones, ha ofrecido su vida y todos sus sufrimientos para que todos conozcan a Jesús y por la salvación del mundo.

Ayer domingo a última hora de la tarde el Vicario Episcopal de la diócesis de Madrid, el P. Angel Camino, que ha conocido a Teresita en el hospital, ha dicho en el responso que ha rezado por ella en el tanatorio de El Escorial, que está convencido de que Teresita está en el cielo y que ya es santa. Nos ha dicho: «Si Teresita no está en el cielo entonces no hay nadie en el cielo».

El Cardenal de Madrid, D. Carlos, ha querido también hacerse presente para confortar a sus padres y a los muchos amigos que les acompañábamos.

La muerte de Teresita nos ha dejado a todos llenos de un presentimiento de gloria.

En su responso el Vicario de Madrid, el P. Angel Camino, nos contó cómo la conoció y el impacto profundo que le provocó.

El día 11 de febrero día de la Virgen de Lourdes, fue a visitar el hospital de La Paz con ocasión de la Jornada Mundial del enfermo. El capellán le invitó a que la conociera.

Teresita, crucificada en el lecho del dolor, le dijo que quería ser misionera y que estaba ofreciendo todo para que los niños y todos conocieran a Jesús.

Ese mismo día por la tarde le llevo su nombramiento de misionera.

Algunos días antes Teresita insistía a su madre, a su abuela y a todos con quienes se encontraba que quería ser misionera. Ellos le respondian que podría serlo de mayor. Pero ella respondia: «¡De mayor no! ¡Quiero ya!»

Se ha ofrecido totalmente a Jesús.

El Vicario nos ha dijo ayer que no había visto nunca una niña así y que estaba completamente convencido de que es santa y que está muy cerca de Jesús intercediendo por nosotros.

Teresita, ruega por nosotros.

 

CARTA DE ANGEL CAMINO LAMELA, Vicario Episcopal. Vicaría VIII

Esta vez no os escribo para convocaros a ninguna reunión ni para pediros estadísticas o comunicaciones. Esta vez os escribo, simple y llanamente, para notificaros el fallecimiento de una niña que ha repercutido mucho en mi vida personal y como Vicario. Una niña: Teresita; y unos padres: Teresa y Eduardo. ¡Una familia cristiana!…

Os explico brevemente. El pasado 11 de febrero, Jornada del enfermo, este año he ido a celebrar la Eucaristía al Hospital de La Paz. La he celebrado acompañado de los capellanes y de una variada asamblea: médicos, enfermeras, familiares de enfermos, etc. Al concluir la Eucaristía, acostumbro a ir con los capellanes a visitar a algunos enfermos para administrarles la Unción o darles la comunión. Esta vez los capellanes, sabiendo mi costumbre, habían propuesto que fuera a visitar a una niña gravemente enferma, que la operaban de un tumor en la cabeza al día siguiente. Con muchísimo gusto acepté la propuesta. Hemos llegado a la UCI debidamente equipados, he saludado a médicos y enfermeras, y acto seguido me han llevado a la cama de Teresita que estaba junto a su madre Teresa. Un vendaje blanco rodeaba toda su cabeza, pero tenía la cara suficientemente descubierta como para percibir un rostro verdaderamente brillante y excepcional. La he saludado con todo afecto, indicándole que en ese momento venía en nombre del Sr. Cardenal Arzobispo de Madrid para traerle a Jesús.

Ahora os entrecomillo las expresiones de Teresita; me dice: “¿me traes a Jesús verdad?”, sí, le respondo, te traigo a Jesús y la fuerza del Espíritu Santo con la Unción. A continuación me dice: “¿Sabes una cosa? Yo quiero mucho a Jesús”. Lo oye su madre y dirigiéndose a su hija le dice: “dile a Ángel lo que tú quieres ser”. Mira fijamente a su madre y le dice: “¿Se lo digo de verdad?” y la mamá dice: “tú verás”. Teresita me dice: “yo quiero ser misionera”. Me impacta tanto su respuesta, totalmente inesperada para mí, que cogiendo fuerzas de dónde no tenía, por la emoción que me produjo su respuesta, que le digo: “Teresita, yo te constituyo ahora mismo misionera de la Iglesia, y esta tarde te traeré el documento que lo acredita y la cruz de la misionera”. Ella añade: “P. Ángel ¿sabes una cosa?: yo rezo para que muchos niños conozcan a Jesús”. A continuación le he administrado el Sacramento de la Unción, le he dado la comunión y la bendición apostólica del Papa Francisco. Ha sido un momento de oración, sumamente sencillo pero profundamente sobrenatural. Se han unido a nosotros algunas enfermeras que espontáneamente nos hicieron unas fotos, para mí totalmente inesperadas, y que quedarán como un recuerdo imborrable. Nos hemos despedido mientras ella con su mamá se quedaba rezando y dando gracias.

Esa mañana tenía una reunión de Arciprestazgo; en cuanto la terminé fui directamente a la Vicaría y ayudado por los secretarios Miguel y Mª Pilar, elaboramos el oficio de misionera bajo un pergamino verdaderamente precioso. Recogí la cruz de la misionera y a las cinco de la tarde regresé de nuevo al Hospital de La Paz. Me estaban esperando los capellanes y fuimos derechos a la UCI nuevamente. En cuanto me ve la mamá dice en voz alta: “Teresita ¡no me lo puedo creer! Viene el Sr. Vicario con el regalo para ti”. La niña que estaba medio dormida se despertó de inmediato y cogió entre sus manos el documento y la cruz. La mamá se lo lee en voz alta, mientras ella escucha atentamente y ocurre lo que nos imaginábamos, se emociona hasta que la madre la consuela, y Teresita dice en voz alta: “esa cruz pónmela en la barra para que la vea bien, y mañana la llevo al quirófano. Ya soy misionera”. Nos despedimos con estas palabras de Teresitas: “Entonces P. Ángel ¿soy misionera?”, y yo respondo “tú eres misionera”.

Aquí podría terminar el relato de esta sencilla y profunda experiencia. Lo que yo no me podía imaginar es que a través de los contactos de los padres, este testimonio llegó a oídos del Delegado Nacional de Misiones. Me llama al día siguiente y me hace esta pregunta: “¿tú has constituido en el Hospital de La Paz a una niña misionera?” efectivamente, le digo, “ayer después de darla la unción y la comunión, la constituí misionera con la oración preceptiva y posteriormente le llevé el documento y la cruz de la misionera”. A continuación me dice: “este testimonio ha dado la vuelta en todo el mundo misionero de España y ya han puesto a Teresita como una nueva protectora para los niños en misión”. Posteriormente los papás me han ido reenviando mensajes de distintas personas impactadas por el testimonio de Teresita.

Hoy domingo, 7 de marzo, a las 9:00 h. Teresita ha partido hacia el cielo. Se la ha velado en el Tanatorio de El Escorial. Estando rezando el Rosario con los papás y el aforo al máximo permitido, me ha llamado el Sr. Cardenal, D. Carlos Osoro, para hacerse presente. Han sido unas palabras llenas de esperanza que han consolado abiertamente a los padres, familiares y niños compañeros de Teresita. Ha concluido D. Carlos dando la bendición a Teresita de cuerpo presente y a todos los acompañantes.

Cuando he creído que estaba todo terminado, la tía de Teresita en voz alta y delante de todos en la sala del Tanatorio me dice: “P. Ángel ¿me permite que le ponga el audio que Teresita me envió el mismo día que usted la constituyó misionera?”. Por supuesto, respondí, y textualmente oimos con una voz muy suave, como de alguien que está cansado, pero que saca fuerzas de dónde no las tiene, y dice: “Hola tía, te cuento una cosa muy importante para mí, esta mañana después de recibir la Unción y la comunión, el Vicario de Madrid me ha constituido misionera: ya soy misionera”. Como os podéis imaginar quedé sin palabras.

El entierro será mañana día 8 de marzo a la misma hora que la Eucaristía por D. Tomás Juárez. Los padres han comprendido perfectamente que no pueda acompañarles físicamente. Estaré en la Misa de gloria que celebrarán a finales del mes de marzo.

Disculpad la extensión de la carta pero si este testimonio no lo comparto con los sacerdotes, vida consagrada y laicos de la Vicaría VIII ¿con quién lo voy a compartir?.

Os invito, pues, a que recéis por Teresita y, sobre todo, a que os encomendéis a ella porque estoy convencido que va a proteger de un modo especial a toda la Vicaría VIII, en la cual ella fue constituida misionera. Recibid un fuerte y fraterno abrazo.

Ángel Camino Lamela, osa.

Vicario Episcopal. Vicaría VIII

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