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Papa Francisco: María, morada de la Santísima Trinidad, orienta a la meta que es el Cielo

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(ACI) Durante el rezo del Ángelus de este domingo 7 de junio, el Papa Francisco invitó a los católicos a orar a la Virgen María, morada de la Trinidad, para orientarse siempre “hacia la meta que es el Cielo”.

“Que la Virgen María, morada de la Trinidad, nos ayude a acoger con un corazón abierto el amor de Dios, que nos llena de alegría y da sentido a nuestro camino en este mundo, orientándolo siempre hacia la meta que es el Cielo”, indicó el Santo Padre.

Al reflexionar en el pasaje del evangelio del primer Domingo del tiempo ordinario, fiesta de la Santísima Trinidad, el Pontífice destacó que el lenguaje sintético del apóstol San Juan (Juan 3, 16-18) Jesús muestra “el misterio del amor de Dios al mundo, su creación” en el breve diálogo con Nicodemo.

En esta línea, el Santo Padre señaló que se trata de “un diseño de salvación para nosotros” ya que “Dios creó el mundo bello”, pero reconoció también que el mundo “está marcado por la maldad y la corrupción” por lo tanto “Dios podría intervenir para juzgar el mundo, para destruir el mal y castigar a los pecadores”.

En cambio, el Papa Francisco recordó desde la ventana del palacio apostólico vaticano que Dios “ama al mundo, a pesar de sus pecados; Dios nos ama a cada uno de nosotros incluso cuando cometemos errores y nos distanciamos de Él. Dios Padre ama tanto al mundo que, para salvarlo, da lo más precioso que tiene: su único Hijo, que da su vida por la humanidad, resucita, vuelve al Padre y, junto con Él, envía el Espíritu Santo. La Trinidad es, por lo tanto, Amor, amor completamente al servicio del mundo, al que quiere salvar y reconstruir”.

Sentirse amados por Dios

“Hoy pensando al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo pensemos al amor a Dios. Sería lindo que hoy sintiéramos que Dios me ama. Este es el sentimiento de hoy”, animó el Papa quien explicó que “cuando Jesús afirma que el Padre ha dado a su Hijo unigénito, recordamos espontáneamente a Abraham, quien ofrecía a su hijo Isaac, como narra el Libro del Génesis: ésta es la “medida sin medida” del amor de Dios.

Además, el Santo Padre invitó a pesar también “en cómo Dios se revela a Moisés: lleno de ternura, misericordioso y piadoso, lento en la ira y lleno de gracia y fidelidad. Así dice el libro del Éxodo. El encuentro con este Dios animó a Moisés, quien, como nos dice el libro del Éxodo, no tuvo miedo de interponerse entre el pueblo y el Señor, diciéndole: ‘Aunque sea un pueblo de dura cerviz, perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y recíbenos por herencia tuya’”.

“Que la Virgen María, morada de la Trinidad, nos ayude a acoger con un corazón abierto el amor de Dios, que nos llena de alegría y da sentido a nuestro camino en este mundo, orientándolo siempre hacia la meta que es el Cielo”, concluyó.

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