Patxi Bronchalo, autor de «Santos o nada»: «Hay un miedo exagerado que nos paraliza y hace tibios»
(Religión en Libertad) Patxi Bronchalo es sacerdote en la parroquia de Valdemoro (diócesis de Getafe) y conocido por muchos en las redes por sus vídeos en YouTube y sus simpáticos dibujos. Tiene 33 años y hace siete que es sacerdote. Ahora ha publicado el libro Santos o nada (editorial Palabra), con el subtítulo «La fe para inconformistas y revolucionarios». Con el se dirige a muchos jóvenes y no tan jóvenes que se hacen preguntas sobre la fe, el amor, la vida y el sufrimiento. Ha explicado a ReL un poco sobre la experiencia de la que nace el libro.
– ¿Cómo fue su vocación, padre Patxi?
– De adolescente no estaba en mis planes ser cura, yo pensaba en casarme. Empecé a ir a la parroquia sólo porque mi madre quería que me confirmara. Allí hice amigos: tenía los amigos de la parroquia y los amigos de fuera. Los amigos de fuera, a los 15 o 16 años ya se pusieron a beber y fumar y yo vi que aquello no me haría bien. Entendí que los otros eran mejor amigos. Un tiempo después, a los 17 años, en un campamento, después de 3 días caminando hacia Covadonga, en Asturias, tuve el deseo de ser sacerdote. ¡Nunca antes lo había tenido! Me ayudó hablar de esto con el sacerdote de mi parroquia. No era una persona con «don de gentes» pero yo sí veía que él ayudaba a la gente con cariño. Pensé: «yo quiero esto». El sacerdote me dijo: «Si Dios te llama y le sigues, vas a ser feliz». Eso me quitó miedos, y así fue.
– ¿Cómo ve usted a los jóvenes de nuestra época?
– Viven una gran ausencia de Dios, creada por los mayores, pero a la vez tienen un corazón muy grande, con capacidad para grandes ideales. Cuando se entusiasman pueden apasionarse y hacer cosas grandes. Jesucristo puede llenar el corazón del joven y apasionarlo. Hay gran necesidad de que ellos reciban, y también de que proclamen, el Evangelio.
– ¿Qué mensajes cree que necesitan escuchar los jóvenes de hoy?
– Han de escuchar que su vida es muy valiosa. Que son amados gratuita e incondicionalmente por Dios. ¡Hoy mucha gente no cree en eso del amor incondicional o gratis, porque no ha tenido nunca esa experiencia! Muchas veces, no han visto ese amor en sus padres o en sus amigos. Lo siguiente que hay que decirles es que el amor de Jesús da sentido a todo. Que no pasa nada por sufrir, porque el sufrimiento y la muerte han sido vencidos por Cristo. ¡Es posible tener sufrimientos y ser feliz! La vida sigue más allá, con Dios.
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– ¿Hay más cosas para decir, cosas que el mundo no se atreve?
– Hay que decir que somos libres, pero que ser libres implica romper las ataduras de las modas, las ideologías… También hay que decir que el pecado existe, y que las cosas malas que hacemos traen consecuencias malas. Muchas heridas son, a menudo, fruto del pecado de los demás, por ejemplo. Pero, al final, Jesús puede vencer todo eso.
– ¿Qué cosas asustan a la generación actual que quizá no asustaban hace 30 o 40 años?
– Vemos que les asusta mucho el compromiso, la opción definitiva de vida. Hay miedo a comprometerse en el matrimonio o en la familia, quizá porque muchos han tenido malas experiencias en su familia. Les asusta intentar vivir la sexualidad en la clave cristiana. Hay como un miedo, en general, «a ver si sufro». Ese miedo exagerado a sufrir paraliza a la persona. En el libro digo que lo contrario a la fe no es ser ateo, sino vivir con miedo. Hay miedo a vivir plenamente. Ese miedo te hace tibio, y en esa tibieza no habrá felicidad.
– ¿Cómo está pensado el libro?
– Son 12 capítulos, cada uno con varios puntos cortos. Es sencillo de leer. Se puede leer despacio, en puntitos que se puedan meditar, pero quien quiera lo puede leer de corrido, claro. Yo pensaba en que se pueda leer a ratos en el metro o el autobús, o un poquito antes de dormir. Pensaba en chavales, y también algunos mayores, como los que tengo en la parroquia, que quizá van a la iglesia pero no saben muy bien a qué ni por qué. Creo que el libro puede ayudar también a muchos adultos a explicar a sus hijos o parientes cosas que pueden ser difíciles de explicar.
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