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Testimonio de vocación: De niño de la calle a seminarista

Testimonio de vocación: De niño de la calle a seminarista

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(Fundación CARF) Siyabonga Banele Ndlovu es un joven sudafricano de 24 años que arrastra una dura historia de sufrimiento tras haber sido maltratado por un padre alcohólico, haber quedado muy pronto huérfano de madre y acabar viviendo en la calle con solo seis años. Sin embargo, nunca se rebeló contra Dios, ni cuando estuvo varias semanas en coma a punto de morir. Hoy es seminarista, estudiante en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma gracias a una beca del Centro Académico Romano Fundación (CARF).

“Soy el más pequeño de cinco hermanos, cuatro varones y una mujer. Nací el 20 de febrero de 1994. Mis padres, devotos católicos, tenían problemas en su matrimonio, entre los que destaca el consumo de alcohol de mi padre. Después de la muerte de mi madre, mi hermano mayor y yo nos mudamos a vivir con una de mis tías. Después de poco tiempo en su casa, mi tío nos echó a la calle. ¡Era un niño de la calle con 6-8 años! y mi tía no pudo hacer nada. A pesar de vivir en la calle, íbamos a la escuela y allí nos daban de comer”.

“Milagrosamente, nuestro rendimiento académico y deportivo era muy alto para ser niños de la calle. Al poco tiempo, me mudé otra vez a casa de otra tía. Aquí es donde Dios empezó a comunicarme lo que realmente quería de mí. El 2011 fue el año de la JMJ en Madrid, y fui elegido para ir como representante de la escuela. Sin embargo, el 9 de julio tuvimos un accidente automovilístico, y Dios llamó a mi hermano con sus dos hijos. Seis personas fallecieron en este accidente y dos sobrevivieron: Dios siempre tiene un plan para nosotros que no entenderemos. Estuve en coma durante dos semanas y esto me hizo imposible ir a España”.

 

“En mi último año de estudios, presenté mi solicitud en el seminario de mi diócesis con la ayuda de mi maestro del colegio. A mi llegada, el obispo fue muy directo y me preguntó sobre mi vocación”.

“Y así llegué a Roma, a la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Aquí es donde tengo la suerte de estar ahora y recibir mi formación en el Collegio Ecclesiastico Internazionale Sedes Sapientiae, gracias al esfuerzo de mis bienhechores que me compensan de tanto sufrimiento en mi vida”.

 

 

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