Desde el Dios Creador hasta el Corazón de Jesús y la Iglesia: el «viaje al revés» de Patricia González Orrico
La historia de Patricia es como un viaje de fe al revés. La confusión y el maltrato que rodearon su infancia y adolescencia, la llevó a aborrecer todo lo que estuviera cerca de la Iglesia católica. Jamás leyó la Biblia y la obligaron a tomar la Primera Comunión a los 15 años. Ahí se definió su alejamiento total. No dejaría entrar en su vida nada que viniera de la iglesia, porque no veía que de allí pudiera llegar nada bueno ni cierto.
Pero, paralelamente, desde niña Patricia mantenía una estrecha relación con «un Dios padre amoroso y vigilante» al que recurría en todo momento. Él suplía el amor y la protección que no encontraban en casa ni ella ni su hermano. Por eso nunca pudo negar a Dios.
Ya estaba todo escrito
Estudió Bioquímica y no daba acceso a ningún conocimiento que no tuviera que ver con sus estudios y la Ciencia. Solo confiaba en su intelecto y en los conocimientos que iba adquiriendo en su formación. Y fue a través de la Ciencia donde Patricia empezó a percibir las certezas de todo lo que encontraría, mucho más tarde, escrito en el Génesis (recordemos que ella no había leído nunca la Biblia).
En medio de la Antártida, taladró su corazón durante una misa ortodoxa
Dios le fue hablando desde su Creación, luego la enseñó a escucharLo; le taladró el alma durante una misa ortodoxa en medio de la Antártida, la fue llevando paciente hasta poner en sus manos una hoja de ruta que marcaría el rumbo de su vida: las Sagradas Escrituras.
«¿Qué tienes que cambiar? ¿en qué me he equivocado?»
Cuando trabajaba en un laboratorio de Biología Molecular donde empezó a resonar en ella una voz que le preguntaba ?qué tienes que cambiar? ¿en qué me he equivocado? Se dio cuenta de que su trabajo entraba en serio conflicto con su fe incipiente.
Tomó la dura decisión de abandonar aquel trabajo, y se dio un pasito más para seguir conociendo las propuestas de Dios Padre.
Cristo, su Corazón y la Iglesia
Y así llegaría el momento de conocer a Jesucristo, se enamoró con locura y decidió seguir dando los pasos que la pudieran acercar cada vez más a ese Sagrado Corazón. Ese nuevo amor y el anhelo de entregarse a Él del todo la conduciría a la Iglesia, de la mano de un sacerdote. En ese punto, con la Iglesia, Patricia descubrió también la obediencia, la caridad y el agradecimiento. Virtudes que ignoraba ni que existieran en su peregrinar durante tanto tiempo en solitario…
Pastoral de conversión para que ningún alma se vuelva a perder
Han pasado años desde su regreso a la Santa Madre Iglesia a la que Patricia pide urgente una Pastoral del converso para acompañar a tantas almas que se van despertando y que deben ser acogidas y acompañadas para no ser de nuevo almas perdidas.
No te pierdas la historia de Patricia González Orrico para descubrir, una vez más, como Dios escribe una historia única para cada uno de sus hijos.
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