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6 hermosas expresiones de origen bíblico

6 hermosas expresiones de origen bíblico

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… La manzana de Adán, llorar como una Magdalena, lavarse las manos, cargar con la cruz Muchas de las expresiones cotidianas que oímos y utilizamos a diario han sido tomadas de la Biblia, es decir, de los relatos o de los personajes bíblicos; incluso, algunas de ellas retoman, casi que al pie de la letra, una parte de algunos versículos de las Escrituras. En otras palabras, sin siquiera darnos cuenta, en nuestro diario vivir podemos estar citando la palabra de Dios más a menudo de lo que pensamos.

Por tal motivo, en esta ocasión queremos presentar 6 hermosas expresiones, de origen bíblico, que pueden ayudarnos a dar un toque sutil de sabiduría de Dios a nuestras conversaciones diarias.

No hay nada nuevo bajo el sol”: esta expresión proviene del libro del Eclesiastés (también llamado Qohelet) que fue escrito varios siglos antes de Jesucristo: “Lo que fue, eso mismo será; lo que se hizo, eso mismo se hará: ¡no hay nada nuevo bajo el sol!” (Eclesiastés 1:9). De hecho, este pasaje es una invitación a tomar distancia y ¡ver la vida desde otra perspectiva!

Cada día trae su propio afán”: esta es una expresión preciosa, que nos invita a abandonar nuestras preocupaciones y angustias por el futuro, para vivir el momento presente. Recordemos que, aunque Jesús nos compartió estas palabras en su Sermón del monte hace muchos siglos atrás, ellas siguen siendo vigentes y se pueden aplicar a nuestra realidad actual: “Así que, no se afanen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6:34).

Nadie es profeta en su tierra”: no nos sintamos mal cuando nos falte la gratitud de nuestros seres queridos, o cuando nuestros allegados rechacen nuestros consejos, más bien pensemos en que ¡Jesús ya nos lo había advertido en su palabra!: “Después agregó: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra»” (Lucas 4:24).

Eres la niña de mis ojos”: esta es una hermosa frase para dirigirse a las personas que queremos y que son de gran estima para nosotros. De hecho, la Biblia describe varias veces esta relación tan cercana de Dios con su pueblo: “Lo halló [su pueblo], en tierra desértica, en medio de la soledad rugiente del desierto. Lo rodeó, lo cuidó, lo guardó como a la niña de sus ojos” (Deuteronomio 32:10).

Sembrar la cizaña”: esta expresión proviene de la parábola del trigo y la cizaña que Jesús compartió a sus seguidores, y se refiere a la manera como el adversario puede actuar a través de las personas para sembrar la discordia, la contienda y generar desacuerdos en un grupo: “Y les propuso otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue»” (Mateo 13:24-25). 

Quien siembra vientos recoge tempestades”. Esta expresión no solo es muy hermosa, sino también muy poderosa, pues retoma las palabras del profeta Oseas, quien al ver que el pueblo de Israel se alejaba de Dios, les habló diciendo: “Porque siembran vientos, recogerán tempestades” (Oseas 8:7).

¿Qué tal si nos llenamos de la Palabra de Dios para irradiar su luz en nuestras conversaciones cotidianas?

[Artículo de Alice Ollivier (Hozana.org). Traducido y adaptado del francés por Sharael Sánchez]

Foto: Kasosita – Cathopic

 

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