«El encuentro con Dios me curó»: deprimido, intentó suicidarse, pero un misterioso desmayo le salvó
(Religión en Libertad) Cuando Joe Kelly comenzó la adolescencia sintió que algo no iba como debía. Sufría los típicos problemas familiares y en el colegio, pero quedaron eclipsados cuando le diagnosticaron problemas de depresión. Tras intentar suicidarse en varias ocasiones, ha contado en Cambio de Agujas cómo un misterioso desmayo cambió su vida por completo.
Una vida sin amor de familiares ni amigos
Joe se crio en una familia católica en los suburbios de Escocia, en Glasgow (Escocia), donde fue educado en colegios católicos. Recuerda una infancia feliz hasta que comenzó la adolescencia. Tenía los típicos problemas con su familia y la escuela, pero cuenta que desde los 13 años, le costaba mucho sentirse querido por su familia y amigos.
“Conforme crecí, supe que algo no iba bien y que lo que sentía dentro de mí no iba como debía. Me diagnosticaron depresión, y mientras, mi relación con Dios se iba quedando al margen de mi vida”.
Su salud empeoró. “Luchaba contra pensamientos suicidas y de hacerme daño a mí mismo”.
Intentó quitarse la vida
Debido a los antidepresivos, “no tenía momentos buenos, porque me quedaba en un nivel emocional estable, pero sí tenía bajones. Hubo tres muy fuertes: no veía el sentido de vivir o la necesidad de estar aquí. No me iba bien en los estudios ni con las amistades. Hasta que abandoné la vida social y familiar”.
Esto le llevó a cometer varios intentos de suicidio: “Me rompieron a mí y a mi familia, siempre estaban preocupados por mí y no podíamos simplemente pasarlo bien”.
Buscaba la felicidad en el alcohol, fiestas y viajes
Joe buscó sin éxito alivio en el alcohol y las fiestas: “Empecé a viajar y me sentía mejor conmigo mismo, fui a muchos sitios y me di cuenta de que era capaz de hacer cosas que me ayudaban”.
Uno de sus viajes fue a Polonia. En una marcha a la montaña, “uno de los chicos del grupo me dijo que debía rezar. `Mira todo esto: es la creación de Dios, y tú eres parte de ella. Reza para que Dios te lo muestre´. Me quedé mirando aquella escena y dije: `Jesús, muéstrame que tienes un plan para mi vida´”, cuenta Joe.
Un misterioso desmayo le cambió
Joe recuerda una tarde volviendo a su residencia en Polonia. “De repente, me desmayé. Tuve miedo, perdí el sentido del tacto y no podía ver nada. Llegado un momento, dejé de respirar. Todo el mundo rezaba, aunque yo no estaba de acuerdo. Media hora después, estaba perfecto y desde entonces, he estado bien”.
“Al día siguiente, el mismo chico me dijo: `Rezaste para que Dios te mostrara un plan y lo ha hecho. Puede quitártelo todo y darte la vida´”. Joe supo que “Dios tenía un plan. Todo lo que hago, incluso mis sufrimientos, tiene un motivo”.
Rezar 5 minutos al día: un éxito
Aquel episodio cambió la vida de Joe. “Supe que mi fe era muy importante, empecé a ir a misa y a hablar con un sacerdote y empecé a rezar. Aquello fue una gran diferencia, porque si pides a Jesús que entre en tu vida, Él lo hace. Rezar 5 minutos por la mañana da una gran paz, porque empiezas el día y es una casilla marcada, algo cumplido, un pequeño éxito”.
“Empecé a ir a misa y comulgar. La confesión comenzó a ser muy importante, y ahí encontraba mucha paz conmigo mismo. Pude empezar a construir una nueva vida”.
“Dios me ha curado”
Los padres de Joe se alegraron mucho con su mejoría. “Veían que era mi fe lo que me ayudaba a salir. También la terapia, pero lo que me sacó adelante fue la fe”.
“El encuentro personal con Dios me ha curado de mi depresión”. Al volver del viaje a Polonia y con la ayuda que le proporcionaban los sacramentos, “la depresión disminuyó tanto que me quitaron los antidepresivos”.
Ayuda a gente a salir de la depresión
Actualmente, Joe tiene 18 años y colabora en un grupo de apostolado, NET Ministries. “Evangelizamos a los jóvenes, contamos nuestras historias y rezo una hora todos los días. Estoy muy comprometido con la fe y los sacramentos”, cuenta.
“Ayudo a la gente a salir de la depresión a partir de mi experiencia. Podría nombrar decenas de personas por las que rezo todos los días, y sé que con eso, mejorarán. Se trata de mostrarles que alguien les ama, que Jesús estará ahí y les cuidará, aunque no lo sientan”.
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