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4 casos sorprendentes del siglo XX sobre el escapulario

4 casos sorprendentes del siglo XX sobre el escapulario

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Ninguna devoción ha sido confirmada hasta hoy con mayor número de milagros auténticos que el Escapulario Carmelita”

(Aleteia) San Claudio de La Colombière, sacerdote jesuita y confesor de santa Margarita María de Alacoque, observó:

“Ninguna devoción ha sido confirmada con mayor número de milagros auténticos que el Escapulario Carmelita”

A continuación, 4 de esos casos extraordinarios, registrados en el siglo XX y mencionados por Plinio María Solimeo en su obra La gran promesa de salvación, el Escapulario de Nuestra Señora del Carmen:

1 – El escapulario que salvó una casa del incendio

En mayo de 1957, un sacerdote carmelita publicó un asombroso relato sobre un vecindario entero de casas alineadas que se habían incendiado en Westboden, Alemania. En una de ellas vivían dos familias devotas que, al ver el fuego, colgaron inmediatamente un escapulario en la puerta de la entrada.

En 5 horas, 22 casas fueron reducidas en cenizas, pero, en medio de la destrucción general, una única quedó intacta: aquella que tenía el escapulario en la puerta. Cientos de personas fueron testigos oculares de la intercesión de la Santísima Virgen María en esa residencia.

2 – El escapulario que salvó a una joven en la caída de un avión

En noviembre de 1955, en Guatemala, cayó un avión con 27 pasajeros de los cuales murieron todos, excepto una joven que, al darse cuenta de que el avión se estaba cayendo, agarró su escapulario y pidió ayuda a la Santísima Virgen del Carmen. Ella sufrió graves quemaduras y su ropa quedó toda quemada, pero el escapulario ni siquiera fue tocado por las llamas.

3 – El escapulario que salvó a un carmelita en Tierra Santa

En 1944, un misionero carmelita en Tierra Santa fue llamado para administrar el sacramento de la Unción de los Enfermos. El motorista, que era árabe, lo mandó bajar cerca de seis kilómetros antes del lugar, porque el camino era demasiado peligroso debido al fango en el camino. Y era realmente tanto que, después de andar unos tres kilómetros, el misionero sintió que los pies se enterraban cada vez más en el lodo, hasta que resbaló en un pozo de lama y empezó a hundirse. Se acordó inmediatamente de Nuestra Señora y de su escapulario, lo besó y elevó su mirada al Monte Carmelo clamando:

“¡Nuestra Señora del Carmen! ¡Madre Santísima! ¡Ayúdame! ¡Sálvame!”

Todo lo que recuerda es que, entonces, se vio en terreno firme.

“Se que me salvé por la Virgen Santísima por medio de su escapulario marrón. Perdí los zapatos en ese lodo. Me quedé casi todo lleno de fango, pero logré andar los tres kilómetros que me faltaban, alabando siempre a Nuestra Señora”.

4 – El escapulario que salvó al hombre atropellado por un tren

A principios del siglo XX, en la localidad norteamericana de Ashtabula, Ohio, un hombre fue gravemente atropellado por un tren. En lugar de morir en ese momento, sin embargo, permaneció consciente durante 45 minutos más, el tiempo necesario para que un sacerdote llegara y le administrara los últimos sacramentos.

Nadie entendía cómo era posible que, con heridas tan abiertas, él no hubiera muerto inmediatamente. La única explicación encontrada colgaba de su cuello: él usaba el escapulario.

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