La oración a Santa Catalina de Siena que te acerca al perdón
Queremos ofrecerte una oración a Santa Catalina de Siena para que te acerques al perdón y lo practiques allá donde sea necesario para curar las heridas que muchas veces nos provoca situaciones complicadas en la vida.
Oración a Santa Catalina de Siena
Señor Dios,
tú has mostrado a santa Catalina
el amor infinito
hacia todos los hombres,
hechura de tus manos,
que arde en tu corazón .
Ella compartió generosamente
esta revelación
y la vivió en todas sus consecuencias
hasta el heroísmo.
Concédenos que podamos
seguir su ejemplo,
confiando en tus promesas
y aumentando nuestra fe en tu presencia
en cada sacramento,
especialmente en el sacramento de tu perdón.
Te lo pedimos por Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
Biografía de Santa Catalina de Siena
Santa catalina de Siena nació en Siena el 25 de marzo de 1347 y murió en Roma el 29 de Abril de 1380. Virgen y doctora de la Iglesia, es considerada una de las grandes místicas de su siglo, destacando sobre todo por su contribución al regreso del Papado a Roma tras el exilio de Aviñón. Catalina Benincasa, conocida y venerada como Santa Catalina de Siena fue favorecida desde pequeña con gracias extraordinarias: tenía un gran amor a la oración y a las cosas de Dios. A los siete años, consagró su virginidad a Dios en privado, haciendo voto de castidad. Su familia, que desconocía esto, intentaba persuadirla para llegar al matrimonio: le hacían preocuparse de su apariencia y le imponían trabajos duros o difíciles para que así olvidara la soledad y oración.
Ella sobrellevó todo esto con dulzura, logrando otro tipo de soledad: en lugar de retirarse a su celda para orar, hizo un lugar en su corazón en el que estar a solas con Dios, en silencio y sin ninguna tribulación, en medio de sus ocupaciones. Un día mientras oraba, se le posó sobre la cabeza una paloma. Su padre presenció esto, con lo que aprobó su devoción y deseos piadosos. Ya a los quince años asistía a los pobres con generosidad, servía a los enfermos y consolaba a los prisioneros y afligidos. Tras incorporarse a la tercera orden de Santo Domingo a los 18 años, permaneció en su celda, rezando y mortificándose durante tres años, sin ni si quiera hablar con nadie salvo con su confesor.
En ese tiempo se le presentaron terribles pensamientos y enormes tentaciones que supo vencer. Más tarde, cuando estas dificultades desaparecieron, preguntó a Jesús dónde estaba Él durante esa situación de abandono y terror que había soportado la santa. Escuchó una voz que respondía: “hija, estaba en tu corazón, fortificándote por la gracia”. En 1366 experimentó un matrimonio místico con Jesús: la Virgen a llevó hasta Él, y se le fue dado un anillo que la desposaba con Cristo, y que significaba que podría soportar cualquier tentación que viniese. Ese anillo era invisible para la gente, pero visible para Catalina. Tras sus tres años retirada a la oración sintió la llamada a una vida más activa. Dios recompensó su caridad con los pobres a través de grandes milagros.
La gente quedaba conmovida al escuchar las palabras de la santa, y muchos se convirtieron. Pero uno de sus mayores logros fue llevar de vuelta a Roma al papado, tras su desplazamiento a Francia: estando en Aviñón, aconsejó al Papa Gregorio IX y logró que este se trasladara a Roma. Durante una estancia de Santa Catalina en Roma, para extender la obediencia al verdadero Papa, falleció de un ataque súbito a los 33 años. Su cabeza, incorruptible, se conserva en Siena, en la Basílica de Santo Domingo, y su cuerpo en Roma. Fue canonizada en 1461 y el Papa Pablo VI la nombró Doctora de la Iglesia en 1970.
Amén.
(1668)