En Semana Santa, Cristo cuestiona la indolencia frente al sufrimiento ajeno
(ACI) El Arzobispo de Piura y Tumbes (Perú), Mons. José Antonio Eguren, afirmó que “en esta Semana Santa, Cristo cuestiona nuestra indolencia y negligencia, y particularmente la de nuestras autoridades”.
El Prelado expresó estas palabras en una carta pastoral que será leída mañana en las Misas de Domingo de Ramos.
En esta se refirió al primer año del inicio de las lluvias e inundaciones que afectaron gravemente la costa norte del Perú por el fenómeno de El Niño Costero y que dejó 162 fallecidos, 500 heridos, 19 desaparecidos y decenas de miles de damnificados que no solo perdieron sus casas, sino también sus ganados, cosechas y demás bienes.
Una vez pasada la emergencia inicial, el Gobierno del expresidente Pedro Pablo Kuczynski prometió una “reconstrucción con cambios”; sin embargo, hasta ahora el norte del país no se ha recuperado.
Mons. Eguren dijo que “muchos de ellos aún viven en la provisionalidad y otros siguen padeciendo la falta de los servicios más elementales como salud, vivienda, agua, saneamiento, vías de comunicación seguras, etc. ¿Hasta cuándo tendrán que esperar los más pobres y los damnificados? ¿Hasta cuándo tendremos que esperar los piuranos?”.
“En esta Semana Santa, Cristo cuestiona nuestra indolencia y negligencia, y particularmente la de nuestras autoridades. Lamentablemente la prometida y ansiada reconstrucción aún no se siente”, señaló.
Por ello, pidió “que la Semana Santa sea ocasión para hacernos un profundo examen de conciencia encaminado a que pensando más en los pobres, echemos a andar con decisión, honestidad y trabajo, la ansiada reconstrucción”.
“No perdamos la esperanza de que una reconstrucción seria y eficaz es posible, porque cuando sentimos el golpe del Niño, supimos ponernos en movimiento” y ser solidarios, destacó.
“Si entonces pudimos estar unidos por la esperanza, ¿no podremos ahora unirnos para hacer realidad la reconstrucción de nuestra querida Región? Que sea nuestra fe cristiana, alma de nuestra peruanidad y piuranidad, nuestra fuerza y aliento para que el bien común deje de ser una palabra vacía y abstracta, y sea más bien una realidad llena de frutos por medio de una solidaridad afectiva y efectiva”, añadió.
En ese sentido, Mons. Eguren pidió ser también solidarios con los inmigrantes venezolanos que llegan a Piura y Tumbes, regiones que limitan con Ecuador y que son la ruta usada mayormente por las personas que huyen de la crisis en Venezuela.
“Acojamos con gestos concretos de fraternidad a los hermanos venezolanos presentes hoy en Piura y Tumbes. Cada uno de nosotros está llamado a cambiar su propio corazón asumiendo una mirada misericordiosa hacia estos hermanos nuestros”, expresó. El Arzobispo recordó que en décadas pasadas miles de peruanos “tuvieron que emigrar a Venezuela”.
El Prelado también invitó a invocar “la protección amorosa de Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela, para que en estos momentos mantenga viva la esperanza en ese pueblo hermano, y que el Señor Resucitado los libere de todo temor, así como de los males de la violencia, el autoritarismo, la hambruna, y la persecución, y que por medio del diálogo, el respeto a la vida y a los derechos fundamentales de todos los venezolanos, se encuentren caminos de libertad, reconciliación y unidad para esta querida nación”.
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