¿Existe el infierno? ¿Se salvó Judas?

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¿Qué pasa con las almas de aquellas personas que han cometido actos terribles? Para empezar, el padre Zanotti nos recuerda a todos que el juicio sobre el hombre solo compete a Dios y que su misericordia es infinita. No es cristiano desear el sufrimiento eterno a nadie, por mucho mal que nos haya infringido. A nosotros solo nos toca pedir, con todo el corazón y alma, que nadie sea condenado.

Y, por otra parte, no olvidemos que Dios nos hace libres de aceptar o no su misericordia, así que incluso habiendo cometido lo más terrible, somos libres para aceptar o rechazar la salvación. El P. Michel-Marie confía «en la bondad y en el amor loco del Señor».

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